domingo, 29 de septiembre de 2013

La muerte de Alvaro Mutis

Álvaro Mutis

Muere a los 90 años 

el escritor colombiano Álvaro Mutis

El autor de la saga novelesca de Maqroll el Gaviero residía en Ciudad de México desde 1956 y recibió el Premio Cervantes en 2001

“No sabemos nada de la muerte”, decía Álvaro Mutis, “es inútil hablar de ella, pero es bueno invocarla para mantenerla controlada”. En la tarde del domingo, el escritor y poeta colombiano se enfrentó al fin con ese enigma. Mutis, de 90 años, falleció tras sufrir un problema cardiorrespiratorio en Ciudad de México, capital del país donde residía desde 1956. El creador de la saga novelesca de Maqroll el Gaviero, premio Cervantes en 2001, estaba hospitalizado desde el pasado día 16, según confirmó su esposa, Carmen Miracle.
El mundo de las letras en español despidió a Mutis como uno de los grandes poetas hispanohablantes, también cuando escribía en prosa. Poeta de la desesperanza, en su obra la naturaleza del trópico es metáfora del deterioro del tiempo en la naturaleza humana. Su protagonista, Maqroll, su alter ego, es un solitario viajero errante, que entre puertos y hoteles de mala muerte, sobrevive, como en el eterno vaivén de un viejo barco, entre lo efímero y la plenitud pasada.

Al velatorio, instalado en San Jerónimo, acudieron amigos como Mercedes Barcha, esposa de Gabriel García Márquez, que no hizo declaraciones, o Philippe Ollé-Laprune, director de la Casa Refugio, institución que hospeda a autores exiliados. Ollé evocó al Mutis de los últimos años, alejado de la vida pública pero abierto a la plática y a las visitas y que “mantenía la risa de un niño”, informa Sonia Corona. También asistió el escritor Juan Villoro, quien afirmó que “Neruda y Borges encontraron en los versos de Álvaro una conversación perfecta”. Desde la Feria Internacional del Libro, su directora, Marisol Schulz, anunció que este año Guadalajara rendirá un homenaje al escritor.

Nacido en Bogotá en 1923, de padre diplomático, Mutis cursó sus primeros estudios en internados de París y Bruselas. Tras la muerte de su padre, regresó a Colombia donde dejó el bachillerato por la poesía y el billar. Comenzó a trabajar en una radio y en varias multinacionales, lo que le supuso viajar sin cesar.


El director de la Casa Refugio para escritores, Philippe Olle (segundo a la izquierda), y el escritor Juan Villoro (derecha) en la capilla ardiente de Álvaro Mutis. / SONIA CORONA
Mutis empezó a escribir, desde muy joven, versos de los que apenas ha quedado una línea: “Un dios olvidado mira crecer la hierba”. No se decidía a publicarlos y fue el crítico Casimiro Eiger quien le animó. “Alvarito, deje de guardar cosas en los cajones, que ahí se pudren. O se queman, o se publican”. Con ese impulsó, en 1948 vio la luz La Balanza, su primer libro de poemas. Y, siguiendo el consejo al pie de la letra, en su vida destinó al fuego algunos manuscritos.
Así arrancaba una carrera por momentos prolífica, por momentos silenciosa, porque escribir era para él un hecho natural, no un deber, “algo que ocurre y deja de ocurrir”. Vinculado con jóvenes poetas en la revista Mito, colaborador de periódicos, en 1953 publicó Los elementos del desastre, donde aparecía por primera vez Maqroll el Gaviero, el personaje que nunca abandonaría. “El Gaviero viene de mis lecturas de Conrad, de Melville (sobre todo de Moby Dick); es el tipo que está allá arriba, en la gavia, que es el trabajo más bello del barco, entre las gaviotas, frente a la inmensidad y en la soledad más absoluta”, decía Mutis del protagonista de siete de sus nueve libros de narrativa.


Mutis con Botero y García Márquez. / EL ESPECTADOR
En 1956 se estableció en México a donde llegó con varias cartas de recomendación, una de ellas dirigida a Luis Buñuel, con las que consiguió trabajo en la publicidad. En esos años conoció a dos de sus grandes amigos, Octavio Paz y Carlos Fuentes. Tres años más tarde fue encarcelado 15 meses en el Palacio Negro de Lecumberri, acusado de malversación de fondos en la petrolera Esso. Su estancia en prisión, que recogería enEl diario de Lecumberri (1960), cambiaría su vida, hasta el punto de que sin aquella experiencia ni sus novelas de Maqroll ni su poesía posterior hubieran existido. “En la cárcel”, decía, “estamos ante la verdad absoluta. La recuerdo como una gran lección”.
En Lecumberri conoció a Elena Poniatowska. “Yo iba a la cárcel a visitar a presos políticos”, recuerda la escritora. “Me pidió À la recherche du temps perdu, de Proust, y yo le llevé los tomos de Gallimard”, cuenta. “Era un hombre alegre, el alma de las fiestas, hacía estupendas imitaciones de escritores, sobre todo de Neruda, y todas las mujeres se enamoraban de él. Como escritor, Maqroll nos permitió tener un mar en México y se convirtió en el Conrad Latinoamericano”.

Galardones


    • Premio Nacional de Letras de Colombia, 1974
  • Premio Nacional de Poesía de Colombia, 1983
  • Orden de las Artes y las Letras, del Gobierno de Francia, en el grado de Caballero, 1989
  • Premio Médicis Étranger de Francia, 1989
  • Premio Nonino de Italia, 1990
  • Premio Príncipe de Asturias de las Letras de España, 1997
  • Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana de España, 1997
  • Premio Cervantes de España, 2001
  • Desde 2005 la biblioteca del Instituto Cervantes de Estambul lleva su nombre
En 1986 publicó su primera novela de la serie, La nieve del Almirante, a la que seguirían Ilona llega con la lluvia y La última escala del Tramp Steamer. Desde entonces, los premios literarios se sucedieron. En 1997 recibió el Príncipe de Asturias y en 2001 el Cervantes. Dos años después fue designado miembro de la Legión de Honor con grado de oficial, la más alta distinción que otorga el Gobierno francés.
Marinero existencial, Mutis llevaba años en un apacible retiro. En los últimos tiempos se sentía enfermo y más de una vez declinó amablemente los intentos de este periódico por entrevistarle. Bogotano de nacimiento, llevaba en el corazón la tierra de Tolima, patria fundacional de su obra. En la finca Coello de su abuelo materno vivió de niño momentos tan felices que decía que se sentiría estafado si, invitado al Paraíso, no encontrara allí el olor a naranjas y el ruido de los dos ríos que cruzaban aquella hacienda en medio de los cafetales.

Los libros de Mutis


1948.- La balanza
1953.- Los elementos del desastre
1959.- Memoria de los hospitales de ultramar
1960.- Diario de Lecumberri
1965.- Los trabajos perdidos
1973.- La mansión de Araucaima
1981.- Caravansary
1982.- La verdadera historia del flautista de Hammelin
1984.- Los emisarios
1985.- Crónica regia y alabanza del reino
1985.- Sesenta cuerpos
1986.- Diario de Lecumberry
1986.- La nieve del almirante
1987.- Un homenaje y siete nocturnos
1988.- Ilona llega con la lluvia
1989.- Un bel morir
1990.- Amirbar
1990.- El último rostro
1991.- Abdul Bashur, soñador de navíos
1993.- Tríptico de mar y tierra
1995.- La muerte del estratega y otro relato
1997.- Summa de Maqroll El Naviero: Poesía, 1948-1997
1999.- Última escala del Tramp Steamer
2000.- De lecturas y algo del mundo

Alvaro Mutis

Discreta despedida a Mutis 

en la Ciudad de México

Amigos y familiares acuden a las exequias del escritor colombiano



Rafael Tovar, director de CONACULTA (izquierda) al lado de Carmen Miracle, viuda del escritor, en la capilla ardiente. / SONIA CORONA
Todos los asistentes a la capilla ardiente del escritor colombiano Alvaro Mutis -ha fallecido este domingo 22 de septiembre- coincidían al hablar de él: era un hombre alegre, conocedor de la música y un gran conversador. Este lunes, amigos y familiares del premio Cervantes 2001 acudieron a un velatorio al sur de la Ciudad de México para su funeral. A cuentagotas y discretos fueron llegando algunos amigos, escritores y editores para acompañar a su viuda Carmen Miracle en una sala llena de flores blancas.
Mercedes Barcha, esposa de Gabriel García Márquez, fue de las primeras en entrar -rápidamente y sin hacer comentarios- al velatorio y sin la compañía del Nobel de Literatura, quien fuera gran amigo de Mutis. “Están realmente muy afectados porque es una amistad de toda una vida, carreras y vidas paralelas, familias unidas y son dos parejas que fueron entrañables”, comentó Rafael Tovar, director del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), a la salida de la capilla. Tovar aseguró que el Gobierno de México organizará un homenaje al escritor en el Palacio de Bellas Artes, el principal recinto cultural del país, cuando la familia de Mutis lo decida.
A las exequias también asistió el escritor mexicano Juan Villoro que tenía previsto reunirse con Mutis este miércoles. “Eso quedará para un whisky en el otro mundo”, lamentó. Villoro recordó que el legado del poeta y novelista ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1997 está íntimamente ligado a las obras de Pablo Neruda y Jorge Luis Borges. Además, destacó su trabajo como novelista en La nieve del Almirante. “(Mutis) fue un enamorado de las causas perdidas, algo muy latinoamericano, apostarle a las derrotas y convertirlas en una forma secreta del triunfo”.
Villoro participó en una breve guardia al lado del ataúd de madera de Mutis junto con miembros de la Casa Refugio Citaltépetl, una asociación civil que hospeda a escritores perseguidos en sus países de origen y de la que Mutis era parte como miembro del patronato. Philippe Ollé- Laprune, presidente de la organización, recordó al escritor colombiano en sus últimos días. Lo había llamado en su cumpleaños el pasado 25 de agosto y el escritor se opuso a hacer alguna celebración por sus 90 años. “Era un antisolemne total”.
Además de la decena de galardones con los que se hizo, ha asegurado Ollé-Laprune, el legado de Mutis para la literatura es muy amplio a pesar de que su obra no es muy extensa. “Es de los últimos gigantes de la literatura mundial. Es un caso muy raro que su obra poética se haya vuelto narrativa, es una obra no muy extensa, como lector lo descubrí como poeta aunque es un extraordinario novelista”, describió.
Últimamente a Mutis le gustaba recibir visitas en casa para mantener largas conversaciones, leía y escribía poco, pero escuchaba mucha música, principalmente clásica. De ello da fe el chelista mexicano Carlos Prieto, que hace 15 años le llevó el borrador de Las aventuras de un violonchelo y Mutis se ofreció a escribir el prólogo de su libro. “Era un aficionado y conocedor de la música”, ha expresado Prieto. La familia de Mutis decidirá en los próximos días el destino de sus cenizas.
Alvaro Mutis

Por qué hay que leer a Álvaro Mutis, 

según los escritores

Escritores de España y América hacen una valoración de la obra del autor colombiano y dicen por qué hay que leerlo: Juan Gelman, Piedad Bonnett, Javier Reverte...



Álvaro Mutis en los años cincuenta. / ARCHIVO 'EL ESPECTADOR'
El primer poemario que publicó Álvaro Mutis apenas duró un día en las librerías de Bogotá antes de quedar hecho cenizas. Todo porque apareció la víspera del día en que el 9 de abril de 1948 asesinaran al candidato a la presidencia Jorge Eliécer Gaitán, lo que desató el caos en todo el país.
Ceniza primero y memoria después, la obra del autor colombiano ha dejado un legado en la literatura en español que varios escritores elogian y dicen por qué hay que leer a Mutis.
Maqroll es el hombre que ve más allá del horizonte. Un testigo errante del tiempo y del destino que una vez conoce la gente se queda para siempre con ellos. A través de él, Mutis revela el mundo del hombre contemporáneo. Es la visión de quien, dice el propio Maqroll en su diario, tiene “una fervorosa vocación de felicidad constantemente traicionada, a diario desviada y desembocando siempre en la necesidad de míseros fracasos”.
Juan Gelman (Buenos Aires, 1930) Poeta y Premio Cervantes 2007
Es uno de los grandes de la literatura en castellano. Su obra poética es admirable y su prosa tiene un brillo pocas veces encontrado. Aunque no fuimos amigos sino conocidos, su muerte para mí es realmente un golpazo. Estoy muy dolido. Él era como un hijo escéptico, resignado; y en un poema dice: “Que te coja la muerte / con todos tus sueños intactos”, y yo creo que así fue en su caso. Era un hombre de mucho humor y vitalidad. Hay un dato, quizás no muy conocido, que fue periodista y que puso la voz a Eliot Ness en la serie de televisión Los intocables. En México la parca se ha llevado a grandes poetas en los últimos tiempos, como Alí Chumacero, Víctor Sandoval, Rubén Bonifaz Nuño y ahora a Álvaro Mutis. Yo le pido a la parca que empiece a ocuparse de los críticos y dejé tranquilos a los poetas, al menos por un tiempo. Hay que leer a Mutis porque su literatura es muy refrescante, Maqroll el Gaviero es alguien que sí te hace navegar interiormente.
Piedad Bonnett (Amalfi, 1951). Poeta y novelista colombiana
Creó un mundo poético muy particular que no tiene equivalente. Eso es lo que nos otorgó. Un mundo que tiene su centro en el trópico, un lugar de exuberancia vital pero también de deterioro y muerte. Y creó a Maqroll el Gaviero, que encarna las visicitudes humanas. Su mundo está entre la narración y la lírica, con un verso muy amplio, podríamos decir  barroco, que precisamente se corresponde con la exuberancia del trópico.
Juan Manuel Roca (Medellín, 1946). Poeta y narrador colombiano 
El aporte mayor a las letras continentales e hispanoamericanas tiene que ver más con su poesía, donde logra unos acentos nuevos y le da una vuelta de tuerca a cierta retórica desgastada de la poesía colombiana y continental. Allí fundamenta todo lo que desplaza a la narrativa, una mezcla entre el contar y el cantar. Sus dos grandes libros están en la poesía - Los trabajos perdidos y Los elementos del desastre-, donde hay unos paisajes tropicales y ruinosos que hablan del hombre y sus derrotas. Son una historia clínica del mundo vista desde Colombia. Si un colombiano que está fuera del país quiere volver sin regresar físicamente, que lea Nocturno, para que reciba una bocanada de aire. Es un documento lírico que le hace  un poeta universal pero a la vez muy, pero muy, colombiano.
Francisco Ferrer Lenín (Barcelona, 1942). Poeta y narrador español
Oigo "Álvaro Mutis" y veo la obra selvática del aduanero Rousseau. Quizá esta sea la más perfecta de las sinestesias que me acorralan.
Alberto Ruy Sánchez (Ciudad de México, 1951). Escritor y editor
Justo cuando el periodismo marca mayoritariamente a la novela, la voz narrativa de Álvaro Mutis, proveniente de la poesía y alejada de todo periodismo, se impuso como escritura vital, a la vez cuidada como composición pero abierta a lo imprevisto. Sus novelas, en cuyas venas late la poesía, hicieron a la vez que sus poemas fueran leídos como parte de un mismo universo de rigor y pasión, una poética única en nuestro tiempo. Maqroll es más que un personaje, es una actitud en la vida, una manera de estar en el mundo.
Javier Reverte (Madrid, 1944), Narrador y ensayista
Es uno de esos raros escritores en los que uno no distingue muy bien la línea en dónde termina la prosa y nace la poesía, o el revés. Supo escribir como muy pocos sobre el dolor y la soledad. Y su saga de Maqroll el Gaviero es un verdadero monumento en la literatura latinoamericana contemporánea.
José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926) Poeta, narrador y Premio Cervantes 2012
La palabra Ultramar transita por la poesía de Mutis como por un territorio legendario y le otorga un peculiar sentido universal. Todo lo que ocurre en esta poesía depende de la adjetivación, de una adjetivación desusada, magnánima, que le da a los objetos una significación hiperreal. La órbita de la naturaleza colombiana, entre los grandes ríos y la inmensa cordillera, sirve -tácita o expresamente- de escenario, de telón de fondo de esa alegoría de la aventura perpetua que se aloja en la poesía de Mutis.
Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958) Escritor colombiano
Hasta después de los 60 años Mutis estuvo dedicado a "oficios tiránicos" como los llamó García Márquez. Cuando se jubiló fue como si saliera de la cárcel y liberó su prosa: ocho novelas en 10 años. Su poesía la había escrito despacio y casi siempre en aeropuertos, mientras le daba la vuelta al mundo. Ganó los premios más importantes de nuestra lengua concedidos por jurados que se deslumbraron por su prosa majestuosa y por las aventuras de Maqroll. Aunque él sostenía que toda obra está condenada al olvido, yo apostaría a que dentro de un siglo se leerán más sus versos que su narrativa. Aun así creo que el Diario de Lecumberri, donde cuenta su experiencia de más de un año en la cárcel, es su libro más intenso, auténtico y conmovedor.
José Ramón Ripoll (director de Revista Atlántica)
La poesía, como toda la obra de Mutis, es en sí misma una transgresión idiomática y vital, en cuanto crea un mundo que funciona según otras leyes de la naturaleza y no se conforma con retratar, ni siquiera transformar la realidad que le rodea. De ahí que las opiniones del poeta nos parezcan a veces extemporáneas y desentonadas. Para él, la palabra funda e inicia “la danza de una fértil miseria”, que es la única vida posible: germen generativo, pero mísero y resbaladizo, que nos aprieta y libera al mismo tiempo Creo que esta actitud más que literaria de Álvaro Mutis trasciende la época posmoderna que le tocó vivir y apunta a un nuevo pensamiento, un ímpetu vital que surge de su propio paisaje, pero que se universaliza en “ultramar”. Leer su poesía supone hoy inyectarnos de esa fuerza renovadora que se debate entre contrarios y nos impulsa a vivir entre los bordes, en el límite, en la frontera de lo pactado y establecido. Mutis es un escritor absolutamentr distinto a los demás, que se ve venir desde su primer poema, La creciente, donde un río eterno arrastra belleza y podredumbre, la alegría de los carboneros y el hediondo barro que nos inunda. Ahí está ya todo Mutis. Y hay que andar por el borde para no caerse
PIlar Resyes Forero (Editora de Alfaguara)
Álvaro Mutis solía decir que todo cuanto había escrito estaba destinado a celebrar y perpetuar a Coello, un punto de la geografía colombiana donde se encontraba la finca cafetera de su familia, en la que pasó los días felices de su infancia. Ubicada en el piedemonte de la cordillera central, en los Andes colombianos, de este lugar de tierra caliente emana el paisaje y la substancia misma de su literatura.
Mutis fue un poeta mayor. Desde sus primeros poemas en los que evoca ese universo de naturaleza desbordante ("al amanecer crece el río, retumban en el alba los enormes troncos que vienen del páramo"), hasta sus últimos versos, escritos al comenzar el siglo, ("pienso a veces que ha llegado la hora de callar"), su obra se cimenta sobre poderosas imágenes, en las que la lengua castellana crece con el paisaje que intenta describir. Ese paraíso perdido en el que habita su personaje, Maqroll el Gaviero, cuyas andanzas cuentan siete novelas hermosas. Fue un narrador tardío (aunque escribió en sus inicios un par de relatos formidables e incluso una novela, Dios bajo a La Gaima, de la que publicó un único capítulo) y escribió todos sus libros de ficción en un lapso muy corto. Pero toda su obra, la poética y la novelística, goza de
una coherencia interna admirable. Tanto que parece que su autor hubiera diseñado una hoja de ruta desde sus primeros versos. Un camino que su protagonista, el errante por naturaleza, nunca creyó que existiera.
Oscar Hahn (Iquique, 1938) Poeta chileno
Ha muerto Alvaro Mutis. Ha muerto el estratega de la palabra. Escribió la crónica regia y la bitácora de este reino y del otro. Maqroll lo ve perderse en el horizonte. Ha muerto Alvaro Mutis de un bel morir.


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