miércoles, 3 de diciembre de 2014

Henry Miller / Querida Anaïs

Anaïs Nin
Henry Miller

Querida Anaïs

AUGUSTO MARTÍNEZ TORRES 10 OCT 1979
Sin dinero ni permiso de trabajo llega Henry Miller a París en 1930 con casi cuarenta años y el manucristo de la novela inacabada Crazy cocken la maleta. Por intermedio del abogado Richard Osborn, conoce en el otoño del año siguiente a Anaïs Nin, una atractiva e inteligente joven de veintiocho años. Entre los dos nace una fuerte amistad que se materializa en el epistolario que empiezan a escribir cuando Miller se va al Liceo Carnot, de Dijon, como profesor de inglés. Es una divertida correspondencia en la que opinan sobre literatura, Proust y Dostoievski, especialmente, pero también D. H. Lawrence y Nietzche, música y cine, Buñuel, Chaplin y Gustav Machaty, y donde hay continuas referencias aTrópico de cáncer, que Miller escribe en ese momento, y al ensayo sobre Lawrence en que trabaja Anais. Tiene un tono muy claro, muy directo, porque entremedias Miller relata sus deprimentes experiencias en el colegio de Dijon y se intercalan curiosas disquisiciones, que fijan con perfección el tono de su relación inicial, como la que sigue y que se encuentra al principio de sus cartas.«Hoy... me han acompañado por todo el pueblo en busca de una máquina de escribir. Estaban dispuestos a conseguirme una sin pagar, entrada. Pero, ¡ay!, descubrimos... que en Dijon no hay máquinas para alquilar que tengan tipos americanos. Y las otras me resultan inservibles, puesto que escribo con rapidez, prácticamente por el sistema del tacto. Me arrepiento ahora de no haberme permitido pedirle a usted en préstamo su máquina -¿o también la suya tiene teclado francés?- ¿Qué hacer, pues?... Sencillamente, no puedo escribir a mano. De esa manera, no pienso.» «¿Puedo incordiarle a usted un poco más y pedirle que pregunte en alguna agencia de París si estarían dispuestos a enviarme una? He comenzado a tener serias dudas acerca de esto. Tal vez debería ir yo mismo a París para conseguirla. Espero que no sea necesario.» «Le agradezco profundamente que me haya enviado su propia máquina. ¿Significa esto que usted se quedará sin máquina? ¿O puede alquilar o pedir prestada otra en París?» «Entre paréntesis, la máquina no ha llegado aún.»
Bocetos de sus principales obras
El volumen de correspondencia que acaba de publicarse en castellano consta de una selección de 197 cartas de Miller a Anaís, escritas en su mayoría en dos amplios períodos, 1931-1934 y 1938-1942, en que están separados, y divididos en dos partes: Europa y Estados Unidos de América. Dado el carácter autobiográfico de la obra de Miller, en ésta colección de cartas se encuentran los primeros difusos bocetos de varias de sus principales obras. No sólo se habla del proceso de redacción de Trópico de cáncer, Trópico de capricornio y Primavera negra, sino que más de la mitad de las misivas están escritas durante el viaj e que en julio de 1936 inicia Miller en Marsella para visitar a Lawrence Durrel, en Corfú, que es el origen de El coloso de Marusi, y durante su largo periplo a lo largo y ancho de Estados Unidos en 1940 y 1941, que es el punto de partida de Pesadilla de aire acondicionado.La obra es también una especie de autobiografía de los quince años que van de 1931 a 1946, que son los más fecundos, desde el punto de vista creativo, de la carrera de Miller y en los que se desarrolla sus comienzos como escritor. En la primera carta, fechada en el Café de la Liberté, de París, en octubre de 1931, hay una referencia a la redacción de Trópico de cáncer y en la última, fechada en su residencia de Big Sur el 19 de julio de 1946, se adjunta una elogiosa recensión de Trópico de cáncer, y en la última, todavía debe esperar quince años para poderse editar en los países anglosajones, comienza a ser reconocida públicamente. La correspondencia está llena de tristes recuerdos, problemas económicos, de creación, y de publicación, pero, principalmente, es un curioso documento sobre la amistad entre dos personas en principios contrapuestos. El hijo de un oscúro sastre de Brooklyn de origen alemán, que, después de una su cesión de breves y poco atractivos trabajos, emigra a París para librarse de su pasado y dedicarse única y exclusivamente a escribir. Y la hija del compositor y pianista español Joaquín Nín y de la cantante danesa Rose Culmell, nacida en Neuilly, París, y educada en Nueva York, tras la separación de sus padres cuando tenía once años. Obsesionados por sus respectivas infancias -Miller por el recuerdo de la miseria, y Anaïs traumatizada por la huida de su padre- y atraídos por la literatura, hasta el extremo de llegar a pasar hambre él e imprimir ella sus propios libros al no encontrar editor, Anals pasa de ser la protectora de Miller, para luego, cuando éste empieza a ser conocido, invertirse los papeles.

Guionista en Hollywood

La correspondencia se cierra con el frustrado intento de Miller por encontrar trabajo como guionista en Hollywood y resolver sus problemas económicos de una vez. «Sólo una cosa me resulta tan clara como la misma luz del Sol: ¡todo el que viene aquí viene a vender su alma! Es terrible. Jóvenes y viejos, nativos y extranjeros. A nadie se le pasa por la cabeza la idea de resistirse. Conseguir la pasta, eso es todo, la historia de cada una de estas personas es patética. Y me queda una sola esperanza: ¡que los japoneses borren del mapa y para siempre la industria del cine!» «William Faulkner», de quien anteriormente escribe: "Tengo la sensación de que él es el único rival posible que tengo en América", «está aquí, trabajando para Warner Brothers, por trescientos dólares a la semana. Trataré de verle. Dicen que es un hombrecito tranquilo y modesto.»El volumen, traducido por Ana Goldar, incluye también un interesante prólogo de Gunther Stuhlmann, el amigo de Anaïs Nin y máximo especialista en su obra, escrito en Nueva York en 1964; así como unas minuciosas notas biográficas sobre los personajes secundarios que aparecen en la correspondencia.


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