martes, 29 de noviembre de 2016

Courbet / El sueño




Título: El Sueño
Autor: Gustav Courbet
Estilo: Realismo Francés
Técnica: Óleo sobre Tela
Dimensiones: 135cm x 200cm
Sede: Musee du Petit Palais, Paris


Gustave Courbert
EL SUEÑO

Gustave Courbet es reconocido como el máximo exponente del realismo francés. Tan realista era que en muchas ocasiones enfrentó las protestas y las indignaciones de ciertos sectores del público.

El cuadro que hoy les presento, El Sueño (también conocido como Las Durmientes) data de los años 1840's. Es una obra que por su intensa y directa voluptuosidad pertenece a ese género de objetos que conocemos con el nombre de Erotica. De hecho el Pasha Khalil Bey, representante del gobierno turco en San Petersburgo y quien encargó la obra, era un conocido coleccionista de Erotica.

Courbet fue uno de los primeros en erradicar de su obra los hasta entonces casi obligados elementos religiosos y mitológicos. Decía que no pintaba ángeles porque nunca había visto uno, y que si lo viera seguramente lo pintaría. Tal vez no sabía que con esta actitud se estaba convirtiendo en el padre del realismo francés, lo que equivale a decir, el padre del realismo europeo.

Hoy en día se sabe que la experiencia lésbica no sólo constituye una de las mayores fantasías masculinas, sino que también es una importante fuente erótica para las mujeres. Desde luego no es de esperarse que todo mundo esté de acuerdo con esta aserción; yo sólo me limito a presentar un hecho, y en este sentido puede decirse que me estoy comportando como un realista. 


Ahora bien, la forma en que Courbet maneja este erotismo es tremenda. Hay que notar el sueño de las mujeres y su sublime abrazo. El contraste entre la rubia y la castaña incrementa de un modo muy sutil la tensión y el erotismo. A pesar de ser mujeres, a pesar de ser amor entre mujeres, uno tiene la impresión de que a estos actos no falta nada, pues la una [mujer] es complemento de la otra [mujer]. Los rostros de las mujeres, sobre todo el de la morena, no son solamente expresiones de un sueño, sino revelación del éxtasis. El cuadro nos muestra no sólo el abandono dulce de las amantes, el aftermath del amor lésbico, por decirlo de algún modo, sino también nos enseña los tórridos y violentos momentos del acto: Un collar de perlas no se rompe con caricias; las melenas de nuestras amigas se encuentran libres, una de las peinetas yace rota en el lecho. Estas mujeres debieron tener mucha sed porque la jarra se encuentra casi vacía; uno no tiene sed así nada más.





En fin, espero que disfruten esta magnífica obra. Y si por casualidad alguien le disgustó este comentario (entiendo que este tipo de representaciones artísticas podrían ofender ciertas sensibilidades), le ruego me disculpe.

Hasta la próxima.

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